Tuesday, November 6, 2012

27 de Octubre de 1978


Encontré a Lidia Suarez. Intentó hacerse la desentendida cuando la reconocí, pero no permití que se me escapara. No podía permitir que lo hiciera. Debí presentarme con mi verdadera identidad, para ganarme su confianza; aún a riesgo de que pudiera llegar a asustarse. Por el contrario, lo tomó con suma naturalidad. No anduve con rodeos.
Le dije que conocía a Mariano Guerrico. Lo primero que atinó a preguntarme fue si todavía seguía con vida. Mi respuesta fue positiva y también le dije que ahora estaba a salvo, lejos de las Órdenes. Aproveché para contarle que me parecía muy extraño que Mariano siguiera con vida, ya que los Arcángeles habían llevado a cabo un ritual con el Santo Grial y la sangre de un heredero.
Allí el semblante de la mujer cambió por completo. Jamás vi a alguien empalidecer tan de repente. Rompió en llanto frente a mí y no supe cómo reaccionar. No soy buena consolando a la gente. Quizás fui muy brusca, pero sentí la necesidad de preguntarle qué era lo que le pasaba, qué sabía ella que no sabía yo.
Lidia me respondió algo que quizás, muy en el fondo, yo ya sabía. Me dijo que el día que dio a luz, no dio a luz sólo a Mariano. Me dijo que en realidad, había tenido mellizos. Dos herederos… dos fuentes de sangre.
Ahí lo entendí todo, los Arcángeles habían llevado a cabo el ritual con la sangre del hermano mellizo de Mariano. El ritual es claro, toda la sangre del heredero vertida dentro del Grial y hasta la última gota debe ser consumida. Los Arcángeles no tomaron la sangre de todo el heredero, porque los herederos son dos.
¡El ritual no debería haber funcionado!

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