No importa en qué piense o qué haga. Lo
único que se me viene a la cabeza son las palabras de mi padre: “Mañana voy a
ayudarte a conocer la verdad”. ¿Verdad? ¿Qué verdad? ¿Qué pudo haberme ocultad
todos estos años? ¿Y por qué necesariamente mañana? Repito una y otra vez en mi
cabeza cada una esas preguntas. Y por más vueltas que le dé al asunto, no
consigo darles una respuesta coherente… o por lo menos una incoherente. Tan
pendiente estoy del tema, que ni siquiera puedo concentrarme en ultimar los
detalles de mi fiesta. Cumplo veintiuno. ¿No se supone que eso sea lo más
importante en este momento?